Bienvenido a nuestra serie Conceptos Erróneos sobre el Microtransit, donde utilizamos datos detallados y ejemplos reales para desmentir mitos comunes sobre el transporte bajo demanda. Vamos a sumergirnos en:
REALIDAD: Cuando las redes de transporte bajo demanda se implantan de forma inteligente, las comunidades pueden incluso ahorrar dinero en comparación con sus anteriores servicios de rutas fijas, lo que permite obtener beneficios más amplios que amortizan muchas veces la inversión inicial.
La prestación de servicios de alta calidad con el mínimo coste posible para el contribuyente es, por lo general, el punto clave de cualquier entidad reguladora de transporte público. Sin embargo, cuando se habla de microtransit, los opositores suelen enfocarse en la medición del retorno de la inversión (ROI) basándose únicamente en los indicadores de recuperación de la tarifa, en lugar de en la eficiencia general del servicio (y el ahorro de costes resultante). Una sugerencia: si sigue calculando el retorno a la inversión en transporte público en función de su rentabilidad, lo está haciendo mal. En todo el mundo, el transporte público depende en gran medida de fuentes de financiación nacionales, estatales y locales, y rara vez (o nunca) el servicio genera ganancias. Este era el caso antes de COVID-19, y los servicios de transporte indispensables necesitarán aún más apoyo tras la pandemia. Por lo tanto, la pregunta que hay que hacerse es: ¿cómo podemos proporcionar el servicio más rentable, especialmente cuando la demanda sigue fluctuando? Nuestra experiencia es que el microtransit, cuando se implementa de forma inteligente, puede llegar a tener un coste inferior al de los servicios de ruta fija desaprovechados o con baja utilización, mientras se reducen aspectos como los tiempos de espera de los pasajeros y la cantidad de tiempo que los conductores están dando vueltas en las rutas sin ningún pasajero.
En agosto de 2020, Hall County, en Georgia, puso en marcha WeGo, una red de transporte a la demanda totalmente nueva que sustituyó a tres rutas fijas de bajo rendimiento, reduciendo al mismo tiempo los costos de operación a la mitad. Esto se debe a que WeGo sólo despacha vehículos cuando hay una demanda en tiempo real, lo que ayuda a reducir el número de horas de los conductores con respecto al mismo número de viajes, a la vez que satisface mejor la necesidad en las zonas de baja demanda. En sólo dos meses, el número de usuarios de WeGo aumentó más de un 20%, superando al servicio telefónico y al resto de autobuses de ruta fija "en todos los aspectos medibles".
De hecho, cuando pensamos de forma holística, vemos que los servicios a la demanda inicialmente tachados de "poco rentables" pueden crear servicios públicos mucho más eficientes. El transporte público es fundamental para prevenir el desempleo, facilitar el acceso a la atención médica preventiva y evitar el aislamiento social que puede provocar costosas necesidades con el tiempo.
Siempre es fácil encontrar una razón para no agregar tecnología a la infraestructura existente, pero cuando se trata del transporte público del siglo 21, el status quo simplemente no está funcionando. Muchas de las preocupaciones en torno al transporte bajo demanda tienen sus raíces en mitos y conceptos erróneos que impiden que la comunidad mundial del transporte logre los progresos necesarios. Si nos tomamos en serio la conexión de todos los hogares a los servicios que necesitan, abordando los desafíos de COVID-19, mitigando el cambio climático y previniendo la congestión masiva, así como la contaminación en nuestras ciudades, ahora es el momento de nuevas ideas.
Este artículo es una de las cinco historias basadas en datos que desmienten conceptos erróneos más comunes sobre el microtransit: